Este mes de marzo, la guía gastronómica Taste Atlas publicó un listado de los 100 mejores sándwiches del mundo y en esta lista incluyó dos “sándwiches” venezolanos.
En el puesto Nº 15 está la arepa, con banderita venezolana incluida, quedando por encima del choripán argentino o del bocadillo de jamón español.
En el Nº 26, subiendo considerablemente en el ranking, ya que el año pasado quedó en el Nº 42, la muy sabrosa y caraqueña reina pepiada.
Muy bonito todo, pero… la arepa es arepa, no es un sándwich.
Nuestros verdaderos sándwiches, como el tradicional de jamón y queso, el de pernil, el club house o el pepito, brillan por su ausencia.
Que ninguno es venezolano de origen, ya lo sabemos, pero los hemos adoptado ya desde hace años y sin duda alguna, conforman un importante capítulo de la gastronomía venezolana.
HISTORIA DEL SÁNDWICH
El sándwich, como concepto, fue popularizado globalmente, pero en Venezuela, este tomó una identidad propia gracias a la mezcla de culturas que componen nuestro gentilicio, a la creatividad y a las tradiciones locales.
La historia de los sándwiches en Venezuela comienza en el siglo XX, cuando las panaderías y pequeños cafés empezaron a ofrecer estas comidas rápidas adaptadas al gusto local.
Pero obviamente, este pan relleno de muchos y distintos ingredientes, también tiene un origen… en este caso, su nombre.
EL CONDE DE SANDWICH
El condado de Sandwich o earldom of Sandwich, fue un título de la nobleza inglesa, que el rey Carlos II de Inglaterra creó en 1660, para otorgarlo al militar, político y diplomático Sir Edward Montagu, embajador británico en España y Portugal.
70 años más tarde, su tataranieto John Montagu, con apenas 10 años de edad, recibe por herencia el título nobiliario y se convierte en el 4to Conde de Sandwich.
Este estadista, militar y político, que ostentó varios cargos importantes para la corona inglesa, también es recordado como un jugador de cartas empedernido.
Cuentan las malas lenguas que, para no levantarse de la mesa, ni ensuciar los naipes con cualquier otra comida, el noble pedía a sus sirvientes que le metieran un trozo de carne entre dos rebanadas de pan; de esta forma saciaba el hambre, manteniendo el alimento fuera del área de juego.
Sus compañeros de ludopatía, encantados con la idea, copiaron la costumbre pidiendo “lo mismo que Sandwich” y el resto es historia: El práctico método de comida rápida, terminó esparciéndose por todo el mundo, incluyendo Venezuela.
Otras teorías más amables dicen que todo es cierto, excepto porque el pedido era para no pararse de su mesa de trabajo.
Otra curiosidad sobre Lord Sandwich, es que este fue quien costeó las expediciones por el océano Pacífico, llevadas a cabo por el Capitán James Cook, quien bautizó las Islas Hawaianas en honor al patrocinador de sus viajes.
Islas Sandwich fue el nombre de las Islas Hawaianas, hasta 1.840.
Por último, también existe Sandwich como ciudad y está ubicada en el condado de Kent, al sureste de Inglaterra, pero no tiene nada que ver con el origen de la primitiva receta, aunque no podemos dejar de mencionar algo anecdótico:
Si sales de la ciudad y ruedas unos nueve minutos, te encontrarás con un pueblo llamado Ham (jamón, en inglés) … y si lees de prisa, el cartel de la carretera, ya sabes lo que dice:
¡Sándwich de jamón! (para los curiosos, a 4 horas, en el condado de Somerset, está Cheddar).
HISTORIA DEL PEPITO
Uno de los sándwiches más emblemáticos de Venezuela es el Pepito.
Tradicionalmente, este sándwich se prepara con carne de res, de cerdo o pollo a la plancha y se sirve en un pan baguette o francés, con adiciones como lechuga, tomate, kétchup, mostaza, salsa rosa, salsa de ajo y queso.
El Pepito es especialmente popular por su versatilidad y su capacidad para satisfacer el hambre de manera rápida, deliciosa y contundente… y quizás es por esto último, que pocos tienen tiempo de preguntarse… ¿por qué se llama “pepito”?
PEPITO FORNOS
El Café de Fornos fue un establecimiento ubicado en la madrileña calle de Alcalá, a tan solo unos pasos de la muy turística Puerta del Sol.
Desde 1.870 y hasta mediados del siglo XX, ciudadanos de todo tipo y estrato social, fueron clientes asiduos al café.
Ciudadanos de a pie, nobles, toreros, artistas y grandes escritores, que convirtieron el local en su espacio para las tertulias literarias, se mezclaron con personajes tan improbables como el rey Alfonso XIII y la espía más famosa de todos los tiempos: Mata Hari.
Entre toda aquella mezcla de comensales, siempre estaba un niño llamado Pepito Fornos, hijo del dueño y cliente obligado del lugar.
Cuentan que el niño, que llegaba de la escuela con hambre, solía sentarse cada día en una esquina de la barra, a comerse resignado su bocadillo de queso o algún embutido.
Con el paso del tiempo y los gustos que van cambiando, a Pepito empezaron a cansarle los rápidos y fríos bocadillos que le daban para almorzar; así fue como el hijo de Fornos comenzó a pedir un bocadillo relleno de algo caliente.
Aquel relleno con el que el cocinero del Fornos complacía al niño, era normalmente un trozo de filete pasado por la plancha; algo más rico y adecuado para un estómago joven, sobre todo en épocas de invierno.
Y así, de la misma forma que sucedió con Sir Sandwich, fueron otros clientes del Café de Fornos quienes copiaron la costumbre del joven, pidiendo “uno como el de Pepito”, convirtiéndose desde entonces, y junto al bocadillo de calamares, en los sándwiches madrileños por excelencia.
PEPITO BARQUISIMETANO
El mismo Pepito que nace en la capital de España y luego llega a Venezuela de mano de los inmigrantes que huían de la Guerra Civil, tiene nombre propio en la capital larense y se llama Sanguchón (que no es lo mismo que el Sanduchón, que de él hablaremos más adelante).
Cuentan que, en los años 80, esta elaboración se convirtió en un manjar para los barquisimetanos y en la comida más pedida en las populares “calles del hambre”.
El 13 de enero del 2013, varios “pepiteros” de Barquisimeto, participaron en la creación de un pepito descomunal:
200 kilos de carne, 20 kilos de tocineta, 20 litros de mayonesa, 20 litros de salsa de tomate, 5 litros de mostaza, 15 kilos de queso pecorino y 250 cocineros, prepararon el mega sándwich que midió 120 metros de largo y 32 centímetros de ancho, obteniendo de esta forma el certificado del Libro de los Records Guinnes, como el Pepito más grande del mundo.
OTROS SANDWICHES
Mucho queda por contar de esas delicias que conforman dos o más rebanadas de pan, con diferentes rellenos, siendo el más popular y consumido por todos, el de jamón y queso, pero no es el único.
En nuestra siguiente entrega continuaremos contando historias y curiosidades sobre delicias como el club house o el sándwich de pernil.
Y para que no se haga larga la espera, nuestro consejo es ir probando los pepitos que preparamos en Panna…
Les prometemos que no se van a defraudar, porque hemos puesto todo el empeño en hacer honor a aquellas extraordinarias ocurrencias del Conde de Sándwich y del pequeño Pepito Fornos.
¡Los esperamos!